En las afueras de Damatrys, Bitinia, actual Turquía, resulta ejecutado Justiniano II, emperador de los romanos durante dos periodos separados, de 685 a 695 y de 705 a 711. Justiniano II, que había asumido el mando del imperio en 685 con apenas 16 años, pronto dejó ver sus ansias de poder características de la dinastía heracliana ejerciendo un agresivo despotismo. Esto conllevó a una revuelta que en 695, periodo intermedio, alcanzó su auge siendo derribado y ocupado el poder por los generales usurpadores Leoncio y Tiberio III. Leoncio ordenó cortar la nariz a Justiniano para incapacitarlo como emperador. A pesar de todo, en 705 Justianiano recuperó el poder persiguiendo a sangre y fuego a sus enemigos y asesinando a cientos de personas en la capital, acusadas de posibles colaboraciones en su contra. Tanto despropósito le pasó factura y, finalmente, en este día, un oficial le corta la cabeza, que enviará a Roma y Ravena para que sea exhibida. Su hijo Tiberio también será asesinado, poniendo punto final, de este trágico modo, a la dinastía heracliana. (Hace 1313 años)